¿RESPETO & CONSIDERACIÓN O RESPETO vs CONSIDERACIÓN?

“¡NO ME DIGAS NADA! ¿QUÉ VAS A SABER DE LO QUE YO VIVO?”! Pueden ser quizá dos de las tantas expresiones que existen en el uso diario de muchas parejas e incluso dentro de los miembros de una familia. Pero ¿es correcto pensar y actuar así? Muchas veces durante los años vividos escuché la máxima “De lo que hay en tu corazón habla tu boca” y entiendo que cada persona vive de la manera que cree es la más acertada, aunque podría estar equivocada. Y justamente de ello parte la reflexión que deseo comenzar ahora. Nuestras actitudes y posturas personales no son sino el producto de lo que `guardamos` dentro del corazón; vale decir, tal como somos por dentro así mismo lo expresamos hacia afuera. Las personas que tienen conflictos internos lo manifiestan hacia los demás generando solamente eso: conflictos. Son personas que no pueden hacer algo bueno sin que de por medio esté presente ese cúmulo de carga negativa, que hace daño tanto a los demás como a sí misma.
Pero también existe la otra clase de personas que viven una tranquilidad y armonía interna y cuando ingresan a los recintos de la vida de los demás, llevan consigo esa carga positiva, generando justamente todo lo bueno, alegría, paz, armonía. Y son aceptadas con suma facilidad de los demás e incluso buscadas a menudo, como imanes que atraen lo bueno hacia uno.
Para ambas clases de personas, considero que se debe tener respeto. Y es aquí cuando me propongo hacerte la pregunta: ¿a quién se debe tener consideración? Tal vez discrepe contigo, pero creo que la consideración se debe tener con aquellas personas a quien llevas en el corazón o te mueve éste último a querer. Es difícil tener sentimientos positivos hacia a aquellas personas que conoces y te hacen daño. Y a veces irreparable. Lo mínimo que uno puede tener (a criterio personal) es simplemente indiferencia. Es justo en este momento de la reflexión personal, hacer notar que si bien es cierto que dentro de muchas culturas y credos, existe una gama de valores que son derroteros de la vida singular o particular de muchos, subsiste el criterio lógico humano que nos debe llevar a abrazar determinadas conductas frente a hechos que nos suceden y que son adversos e incluso dañinos. Quisiera ilustrar con un ejemplo estas últimas líneas escritas: ¿Es fácil perdonar y olvidar las injurias de las que ha sido objeto una persona, y que han dañado no sólo su imagen sino también sus sentimientos? Particularmente no lo creo. Entonces, siguiendo con la reflexión personal, me hago la siguiente interrogante: ¿Es dable respetar y considerar a esa persona que te hizo daño? La respuesta que aparece entre los pensamientos es “sí”, y sólo si se tiene un gran corazón se daría. Pero si esa actitud maliciosa subsiste, ¿tendremos suficiente corazón para seguir perdonando y considerando a la persona que nos hizo y sigue haciendo daño? Ahora la respuesta categórica será “no”. Y esa es nuestra naturaleza humana de reaccionar, cabalmente, conscientemente.
Quiero terminar esta reflexión haciendo una última interrogante: Entonces, ¿se debe tener respeto y consideración a todos por igual, o no? Esto motivará quizá a darse la respuesta pronta “depende”.
Si bien dijo Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, entonces habría que “mirar hacia adentro” para saber cómo nos queremos porque partiendo de ello podemos querer a los demás, ¿no? Y en las Escrituras dice también: “…se debe perdonar setenta veces siete…” a quien te lastimó, pero no creo que la persona “afectada” caiga en el papel de no inteligente perdonando tantas veces a aquellas de las que recibió no uno sino muchos maltratos. Tal vez, a esas personas se les pueda tener una de las dos: o respeto o consideración, pero no las dos juntas.